jueves, septiembre 30, 2004

(noticia) Siempre flamenco

ENRIQUE PORTOCARRERO/

Ahora ya la moda del baile flamenco no solo está en el palo ortodoxo, en la esencia del ritmo racial o en el dramatismo del cante jondo, sino también en un cameo cinematográfico, en un desfile de Armani o en un espectáculo comercial que aprovecha con igual éxito la aparición previa en la película de John Woo o la pasarela con joyas de Cartier y ropa interior de Triumph.

Es la modernidad artística, dicen, la incorporación de un género meridional al cosmopolitismo del 'show business' global. Se pierde la ortodoxia danzante, sí, a cambio de una heterodoxia que logra combinar el flamenco con el jazz, el cante jondo con el soul y la oscuridad escénica con el minimalismo rampante. Pero menos mal, afortunadamente, que todavía hay artístas que fusionan con dignidad y rigor el martinete, la seguiriya, el tango o la soleá, acompasando el viejo baile flamenco a la modernidad teatral o a la nueva demanda musical, sin necesidad de un atrezzo efectista.

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