lunes, abril 18, 2005

(artículo) Cristina Hoyos

BAILAORA, COREÓGRAFA

LA VANGUARDIA - 18/04/2005


En 1968 Antonio Gades y también ella modernizaron el baile flamenco, hicieron de puente entre la tradición y lo moderno. Un baile flamenco que salía de los cafés cantantes y que, con todas las excepciones -empezando por Pilar López- había quedado caricaturizado en los tablaos para turistas: el tópico de Merimée pasado por el turismo de masas, las camisas de color chillón, los gestos exagerados, el bullicio de la taberna, la pirueta y la sangría, y que ella parodió después en la primera parte del espectáculo Arsa y toma.Gades impuso la estética opuesta: vestir de riguroso negro y rostro de expresión austera, gesto severo, casi de enfado más que inexpresivo. "Antonio Esteve Ródenas, Gades,decía: ´El baile es un estado anímico que sale a través de un movimiento. Mi compañía es un pueblo que baila. El baile no son los pasos, la danza es lo que hay entre paso y paso. Por eso bailar despacio descubre a los malos bailarines, como a los toreros los buenos toros´". "Gades -dice Cristina Hoyos- estilizó el baile flamenco, lo dignificó, lo vinculó a la modernidad. Abría los brazos y tenía una técnica perfecta". Cristina Hoyos recuerda cuándo destituyeron a Gades como director del Ballet Nacional de España -"fue en 1980 y se enteró por la prensa"- por ser del Partido Comunista, y como ella bebía del ballet clásico y del ballet contemporáneo cuando viajaba por Europa y Estados Unidos, desde Pina Bausch a Basiliev o con jóvenes como Ramon Oller. "Hay que evolucionar -dice-, pero peldaño a peldaño, con un ojo puesto en las raíces" .

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