sábado, abril 02, 2005

(articulo) Litoral flamenco

AURORA LUQUE/

Foto: [vía litoral]
CON la publicación de 'La poesía del flamenco', estamos sin duda ante uno de los números mayores de la veterana revista Litoral. Llega en un momento en que el interés por este arte se ha extendido a casi todos los públicos (los modernos de Radio 3 tienen su programa, 'Flamencos y pelícanos', los clásicos 'Nuestro flamenco' en Radio 2 con José María Velázquez y los cabales 'Temple y pureza' en Radio Olé), sin que esa expectación cada vez mayor haya deteriorado las esencias y honduras del flamenco -dejando al lado algunos tramposos experimentos comerciales que los aficionados huelen y descartan de inmediato-. En pocos lugares cabe menos el engaño: el flamenco, individualista y enigmático, es siempre verdad. Si en parte ha perdido su carácter ritual -escribe Caballero Bonald- no es menos cierto que ha sabido reinventarse a sí mismo con una potencia extraordinaria.

A una iluminadora aproximación histórica de Miguel Ropero Núñez (autor también de un útil glosario final) sigue una selección de soleares y seguiriyas populares (algunos de los recogidos por el padre de los Machado). No me resisto a citar una de tantas que se dirigen a la mujer como 'compañera': 'Compañera, no más penas / Mira que no soy de bronse / que una peña se quebranta / a fuerza de muchos golpes'. A las letras anónimas siguen los poemas que dedicaron al flamenco personajes muy sonoros, desde Rilke a Unamuno, y coplas flamencas de autores como Manuel Alcántara ('No digo que sí o que no / Digo que si Dios existe / no tiene perdón de Dios') o Javier Salvago. Viene luego un intermedio de reflexiones a cargo de entendidos de primera: Caballero Bonald escribe sobre las 'Incertidumbres del flamenco' y José María Velázquez -también poeta- sobre 'Las fiestas de las tinieblas'; aquí se incluyen los textos clásicos de Falla y García Lorca sobre el cante jondo.

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