lunes, mayo 02, 2005

(artículo) Charo Cruz: la arriesgada aventura de enseñar a bailar


disciplina exigente. El baile flamenco, un arte que se mete en las venas.


Disciplina exigente donde las haya, el baile flamenco es un arte que, cuando se mete en las venas, parece hacerlo para siempre. De ello se pueden encontrar múltiples muestras. Desde nuestra Conchita Aranda, maestra por tantos años, a Matilde Coral quien, pasados los setenta, insiste en sus clases de baile y hasta plasma sus enseñanzas en el hermoso e ilustrado Tratado de la Bata de Cola. Pero, sin necesidad de ir tan lejos en el tiempo, en el mismo Cádiz, encontramos ejemplos de artistas bailaoras que prolongan su carrera artística con el ejercicio de la docencia, de la transmisión de un arte asimilado en espectáculos y giras con compañías de relumbrón.

Charo Cruz, después de una carrera con artistas de la talla de Mario Maya, decidió hace unos diez años abrir academia propia. Lo hizo en la flamenca calle de La Perla de Cádiz con todas las obras y permisos –incluido el de actividad molesta– que le fueron exigiendo. Inauguró con un curso a cargo de Eva Yerbabuena y durante más de cuatro años la cosa fue marchando. Allí dieron sus primeros pasos artísticos las hoy reconocidas Rosario Toledo o Ana Salazar, entre otros tantos artistas; hasta que un día, y después de no pocos problemas con la vecindad, llegó la Policía y desalojó el local en medio de un ensayo y con todo el personal en traje de faena.

(leer +) [vía diario de cádiz]