(crítica) Bestiario venenoso
Manuel gómez
kiko veneno.
JUAN VERGILLOS
Como los minuciosos artesanos medievales que tallaban la piedra de los capiteles, Kiko Veneno ha ido esculpiendo minuto a minuto una zoología fantástica personal, un universo propio. Y eso es mucho en arte. Lobos buenos, linces enamorados, pulgas molestas y peludas. Pero también mánagers, delincuentes, superhéroes de barrio ... y ahora, el hombre invisible, al que nunca se le ha visto por la calle, por cierto. Historias callejeras, domésticas. Costumbrismo surreal y realismo sucio muy aseadito. Porque Veneno practica la retentiva, y de esta retención surge la ironía, el humor ácido.
(leer +) [vía diario de sevilla]
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