lunes, diciembre 12, 2005

(artículo) Sombras en la luz machadiana

álvaro carmona

homenaje a los poetas. El flamenco y la lírica protagonizaron el montaje.
FRANCISCO MARTÍNEZ


Dejó escrito Demófilo que los cafés cantantes eran el último baluarte del flamenco, a su juicio en decadencia. El padre de los Machado advertía de que los cantes "irán perdiendo poco a poco su primitivo carácter y originalidad y se convertirán en género mixto (...) pero será en el fondo una mezcla confusa de elementos muy heterogéneos: lo bufo, lo obsceno, lo profundamente triste, lo desacompasadamente alegre, lo rufianesco, etc.". La posición de Antonio Álvarez Machado respecto al flamenco era firme, con ideas claras sobre lo que debiera ser este arte, se esté de acuerdo o no con sus opiniones. Sus hijos, sobre todo Manuel Machado, reflejaron esa inquietud paternal por lo flamenco en numerosas coplas que se volvieron a interpretar el pasado sábado en el Gran Teatro. Coplas para ser cantadas por flamencos, pero en esta ocasión realizadas por una soprano, Juana Castillo, y un tenor, Julio Cendal.

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