(artículo) La Duquesa de Alba y la Andalucía de pandereta del 28 de febrero
Juan Antonio González
SOC-Andalucia
Introducción.
El pasado 28 de Febrero(día oficial de Andalucía) las autoridades políticas andaluzas se reunían en el teatro de la Maestranza para conceder las medallas de Andalucía, entre sus galardonados estaba la mismísima Cayetana Fitz-James Stuart, o sea la duquesa de Alba,¡como hija predilecta! una propietaria que posee unas 34.000 hectáreas de tierras y que recibe de los fondos agrícolas comunitario alrededor de 1.885.000 euros (unos 314 millones de ptas.).El partido que reconocía la “labor de la duquesa” lleva en sus siglas nada menos que los conceptos de socialista y obrero, la cual solo cumple la de español, entregaba el galardón de hija predilecta con su habitual boato e hipocresía. Fuera del recinto más de 500 jornaleros del Sindicato Obreros del Campo(SOC) y simpatizantes, acudieron para protestar por el atropello a la dignidad de Andalucía que tantas veces ha sido pisoteado por esta clase de parásitos, los cuales, fueron asaltados porla policía nacional que se empleó con dureza ante un acto pacífico. Al día siguiente buena parte de la prensa arremetía contra los manifestantes, algunos incluso manipulaban descaradamente hasta los carteles, por ejemplo Abc, El País o en la misma web de Telecinco hablaban de que los manifestantes portaban lemas como: "Medallas y Estatutos para los terratenientes andaluces[1]", sin embargo lo que estaba escrito era terratenientes centralista, ocultando el carácter nacional que también tenía la reivindicación. Pero aquí hay mucho que profundizar por lo que vayamos por partes.
La Andalucía del tópico.
Hay que comenzar comentando que la duquesa constituye un símbolo del latifundismo, origen del subdesarrollo andaluz[2] que aliado con la gran burguesía industrial, bancaria y comercial vasca y catalana configuraron la división del trabajo en el estado español bajo la producción capitalista en el siglo XIX, factores endógenos y exógenos que establecen la explotación de clase y nacional(que no se nos olvide) capitaneado por Madrid, coto de políticos andaluces(importante esto) al servicio de su clase, la cual tiene sus intereses como no en Madrid.
Aquí entra en juego factores significativos a destacar, pues tal acto consagra y reafirma esa caricaturesca imagen de Andalucía que se tiene de Despeñaperros para arriba, es decir, la de señoritos terratenientes que se pasean a caballo en plena feria de abril, la de vagos, chachas que hablan en un “andaluz exagerado[3]”, la de un país primitivo, alegre y divertido que se expresa de manera superficial y anecdótico. “El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico, es un hombre destruido. Es, generalmente, un hombre poco hecho, un hombre que hace centenares de años pasa hambre y vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural y espiritual[4]”,así se expresaba Jordi Pujol; ó el intelectual Ortega y Gasset: “vive el andaluz en una tierra grasa, ubérrima que con mínimo esfuerzo da espléndidos frutos…si el andaluz quisiera hacer algo más que sostenerse sobre la vida, si aspirase a la hazaña y a la conducta enérgica, aun viviendo en Andalucía, tendría que comer más y, para ello, gastar más esfuerzo[5]”; ó el poeta Gabriel Celaya: “…Nosotros, vascos, luchando con el hierro, con lo terco, con el cansancio y la rabia y allá en el Sur los flamencos, los enanos asexuados que gorgotean y bailan.” Por supuesto estas personas no han trabajado nunca en la faena del campo, ni se han echado a la mar o se han adentrado en la mina como muchos obreros andaluces. Estas visiones de la “vagancia andaluza” no son producto de la casualidad, ni mucho menos, responde a la superestructura del sistema económico vigente, y como pilares de la intelectualidad, sirven a los intereses de su clase, “Gran parte de las leyendas y cuentos sobre la pereza, la superficialidad y la prodigalidad andaluzas han sido propagandas en el siglo XIX por los industriales catalanes con el fin de pagar salarios más bajos a los andaluces que atraían a sus fábricas. Paul Hazard me lo confió y tenía testimonio de ello en la caja fuerte del consulado. Había vivido este problema desde hacía más de treinta años que vivía en Almería y amaba a los terratenientes. Se indignaba de un engaño tan flagrante[6]…” yo añadiría que esa propaganda también la han utilizado los industriales vascos. De la misma manera que la utilizan algunos agricultores en el campo andaluz, haciendo competir a rumanos, supuestamente más “dóciles y baratos”, con los magrebíes aparentemente “más problemáticos”. (...)
Si ha habido una expresión cultural andaluza que ha sufrido esa manipulación que estamos examinando, esa ha sido sin lugar a dudas la del flamenco. Esto sería la esencia pura de lo típicamente español, por ejemplo cuando Aznar visitó Italia en una cadena de televisión le sorprendieron con mujeres vestidas con el traje típicamente andaluz al son de sevillanas, aunque lo que simbolizaba era lo “típico español”. Imagínense por un momento que en ese mismo instante hubieran entrado unas personas a ritmo de un aurresku o una sardana, y utilizo estos símbolos culturales vascos y catalanes, no como agravio comparativo, sino porque al lector le chocaría más que si utilizo a un gaitero o un jotero. Esta idea ha calado tan hondo, tanto que en organizaciones independentistas del estado español lo asumen como un símbolo a batir. Como muestra el tan desafortunado escrito de Alizia Surtze: “Unidos a España por la Pantoja[9]”, utiliza epítetos de conducta que anteriormente hemos analizado como etiquetas que los viajeros habíanpropuesto para los andaluces, “… a través de los líos e insultos de folklóricas, toreros, calientacamas o padres-hijos-ex amantes de todos esos personajillos de baja estofa”, o sea, la frivolidad, los toreros y las folklóricas(en su concepto peyorativo). La historiadora vasca de la misma manera que nos deleita a veces con sus escritos sobre la lucha del pueblo vasco, no acierta en este y se deja llevar por los idealismos y prejuicios.¿Porqué se utiliza a la Pantoja?, que representa esta mujer, esta claro, la “canción española” más sus excentricidades de su vida personal, a pesar de que el trovador Carlos Cano afirmara que la canción española, ni es canción, ni es española, sino copla y andaluza.
(leer +) [vía rebelión]
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