(noticia) Ginesa, una cantaora dulce
Ginesa Ortega tiene una mirada dulce que se pierde en el infinito cuando saborea la malagueña, cuando acurruca la garganta y el llanto se entremezcla con su fuerza y su dulzura. Ginesa Ortega no sabe de amarguras y cuando el dolor del cante se hace necesario, ella parece dotarlo también de esa melosa sonanta que resguarda en su garganta, que como un tesoro anida en el corazón de una cantaora efervescente y poderosa, no muy larga, cabal y clásica.
PABLO G. MANCHA/
El concierto tuvo dos partes y su sentimiento también. A medida que fue apoderándose la noche de las circunstancias, los temblores iniciales fueron dando paso una y otra vez a cantes más comprometidos, a la ilusión que supone para los aficionados contemplar con los oídos cómo se navegaba en los albores del cante -gitano tal vez, universal seguro- por los ritmos abandolaos o por esa siguriya deliciosa que embaucó hace casi un siglo a Manuel de Falla, un clásico que cuando casi todos miraban al flamenco con desprecio, depositó su corazón en un Manolo Caracol que era un niño, un niño inteligente que cantaba con un perfil casi mítico, como las esculturas de Miguel Ángel Sáinz, una nueva pasión descubierta por Ginesa y artista al que dedicó uno de los cantes del pasado jueves.
(leer +) [vía la rioja]
0 Comentarios:
Publicar un comentario
<< volver al índice