martes, junio 13, 2006

(noticia) Ojú qué jartible

TEODORO LEÓN GROSS/

Estos días el flamenco ha alimentado la penúltima polémica del Estatuto de Andalucía. En realidad ninguna polémica del Estatuto será la última, ya que el texto tiene miga como para alimentar polémicas hasta la próxima reforma, más o menos hacia el 2031 considerando que los ciclos estatutarios son de veinticinco años según Chaves, quien quizá para el 2031 esté ya a punto de dejar de ser presidente de la Junta con 86 años, cerca del record del dominicano Balaguer.

Más que del flamenco en sí mismo, la polémica trataba del art. 67: «Corresponde a la comunidad autónoma la competencia exclusiva de conocimiento, conservación, investigación, formación y difusión del flamenco». Ante eso Extremadura le reprochó a la Junta que ellos tienen su flamenco propio, como Cataluña, Murcia o Madrid. Y es verdad. Sin embargo, esto ha desenfocado la nuez del asunto. Visto así, parecería que el problema es un problema territorial, y no se trata de eso. La nuez del asunto, como de tantas otras cosas, está en el propósito de la Junta de aspirar a controlarlo todo, con ese intervencionismo alucinante que recorre el Estatuto. ¿Es concebible tener la competencia del conocimiento, ya sea del flamenco o de lo que sea? Es como de Orwell o algo así.

(leer +) [vía diario sur]