martes, agosto 08, 2006

(crítica) La vieja guardia del flamenco


José Menese, durante su actuación en La Unión

La noche del pasado sábado el Festival del Cante de las Minas nos traía un cartel de flamencos que cultivan un estilo clásico, una manera de interpretar el arte de lo jondo desde las concepciones canónicas que los grandes maestros como Manuel Torre o don Antonio Mairena les legaron. Allí estuvieron Nano de Jérez, que cantó por tangos, bulerías por soleá, fandangos, soleá y bulerías. Dijo que venía a confirmar la alternativa en esta plaza, y lo hizo a lo grande, con el crisol del compás que atesora, acompañado a la guitarra excelentemente por Antonio Carrión, y se marcó unos bailes de pura fiesta flamenca, de puro goce personal.
También muy concentrado en sí mismo se encontró José Menese, que antes de comenzar, dijo: «La Unión pesa más o menos como el Gran Poder. Aquí hay que venir con los machos bien ataos». Y así venía el maestro de La Puebla de Cazalla, que se probó el alcance de su voz con una Nana muy sentida, y se sintió seguro. A partir de ahí todo fue miel sobre hojuelas. Y le siguieron la farruca, tarantos, una guajira hermosa y dulce como el almíbar, y una espléndida soleá y magnífica siguiriya que dedicó al cumpleaños de su hijo Diego.

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