lunes, octubre 25, 2004

(crítica) Sevilla se entrega al arte de Paco de Lucía, Sara Baras y Antonio Canales

El público se volcó con los tres artistas, y especialmente con el guitarrista algecireño, que celebró la entrega del premio Príncipe de Asturias de las Artes
ALBERTO GARCÍA REYES/

SEVILLA. Catorce mil. Fue un hito. El flamenco juntó camino de Santiponce a cuantos Dios quiso. Dios se llama Paco. Dios y Príncipe. El genio salió con su sonanta, saludó, se sentó y tocó la rondeña de su niño Curro desde el centro de las entrañas. Cerró los ojos y se peleó con ella para extraerle bordonazos que ni la historia conoce. Tocó como sólo él sabe y puede. Tocó. Eso ya es decirlo todo.

Había abierto la veda un grupo de hip-hop, SFDK, que no se ha visto en otra. Provocaciones raperas. Ripios y pareados. Y entonces se alzaron unos brazos negros. Manos de Triana que buscaban la pulpa de la soleá. Antonio Canales clavó los pies en el mismo infierno. Entró por bulerías para exponer mil y un remates diferentes. Y evocó después sus tangos. Se sacó la levita con furia. No era para menos. Todo o nada.

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