(opinión) El flamenco catalán
josé aguilar
Qué sería de nosotros sin Carod Rovira? Pues que estaríamos más aburridos, como corresponde a un país –ni me atrevo a hablar de nación– de alto nivel de desarrollo y democracia asentada. Él ayuda mucho a aliviar la rutina de una vida colectiva bastante alejada de los sobresaltos y sufrimientos de las tres cuartas partes de la Humanidad. Cuando el sopor nos invade, Carod acude a sacudirnos, bien en su versión seria, cuando da pasos o hace cosas que parece que van a desestabilizar al Estado –como cuando se entrevistó con la cúpula de ETA–, bien en su versión chusca, cuando no hay más remedio que hartarse de reír con sus ocurrencias.
A la espera expectante de que se pronuncie sobre el hallazgo del Pieralopithecus catalunicus, un ancestro de monos y hombres cuyos restos han descubierto los paleontólogos en un barranco (ver páginas de Sociedad de este periódico) y que tiene todas las papeletas para derivar en seña de identidad impulsada por el nacionalismo, Carod Rovira nos ha reconfortado con la afirmación de que el flamenco es un arte catalán, como demuestra el hecho de que hay grandes cantaores flamencos nacidos en Cataluña. Ah, bueno. Como buen reescribidor de la historia, el líder de Esquerra Republicana se olvida de que miles de andaluces emigraron durante décadas a Cataluña y que los cantaores de los que habla son hijos y nietos de estos andaluces desterrados que, contra viento y marea, preservaron esa parte de su cultura y la transmitieron a sus descendientes.
(leer +) [vía europa sur]
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