viernes, diciembre 17, 2004

(crítica) Miguel Poveda en concierto.


Cante: Miguel Poveda. Guitarra: Juan Carlos Romero. Coros/Palmas: Manuel Romero “Macano”, Luis Cantarote, Juan Grande. Lugar: Sala Joaquín Turina. Fecha: 17-12-2004. Aforo: completo.
Cante sin paliativos
Grandes expectativas se crearon en mí cuando, al sentarme en mi butaca de la Sala Joaquín Turina, me dispuse a ojear el programa del recital de Miguel Poveda. Clásico, repleto de pureza, en el que se tuvo la oportunidad de escuchar una gran variedad de cantes con los que el catalán dejó constancia de su largura como cantaor.



Las cualidades de Miguel Poveda son extraordinarias. Es poseedor de una gran voz que domina a su antojo. Tiene la capacidad de moverla por las notas más agudas y, casi sin esperarlo, llegar a las más graves dando un vuelco en las conciencias del público que, en la noche de ayer jueves, no pudo hacer otra cosa sino gozar con su cante. Su fraseo es nítido como el cristal, su gusto en el cante da muestras de una gran sensibilidad y algunas de sus arrancadas en momentos puntuales son de las que levantan el bello.



Comenzó cantando por levante, un palo del que es un absoluto dominador. A modo de recordatorio, creo que es relevante recordar los cuatro premios que obtuvo en La Unión en 1993, entre ellos, la Lámpara Minera, para ilustrar desde estas líneas como es capaz de cantar por levante. Ya empezaba a levantar los primeros olés de la noche y a arrancar las prime...

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