sábado, mayo 14, 2005

(crítica) Tokio cocina dos platos muy distintos de la «gastronomía» flamenca

Carlos Rodríguez y Ángel Rojas, el dúo que creó y lidera el Nuevo Ballet Español, presentaron una propuesta arriesgada bajo el nombre «Flamenco directo»
JULIO BRAVO ENVIADO ESPECIAL/


TOKIO. Tras el espectacular torbellino que supusieron las dos primeras jornadas del Festival Flamenco de Tokio, con Sara Baras y Eva la Yerbabuena -sin temor a exagerar las dos principales figuras jóvenes del baile de hoy-, ha llegado la calma al certamen, y antes de la gala de cierre (con un lujoso y apetecible cartel que incluye a figuras como Merche Esmeralda, El Güito, Rafaela Carrasco o Carlos Rodríguez) han podido probar dos platos muy distintos de la «gastronomía» flamenca, recetas antagónicas a pesar de contar con ingredientes similares.

El Nuevo Ballet Español se presentaba por vez primera en Japón, y lo hacía con muchos elementos en contra: por un lado, la «resaca» de esa mágica jornada que brindó la Yerbabuena, todavía impresa en las escondidas retinas del público japonés, y por otro el absoluto desconocimiento que tienen los nipones por esa joven compañía que tantas ventanas ha abierto dentro de la danza española.

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