lunes, mayo 09, 2005

(crítica) Una despedida fervorosa

DANZA: CRITICA

Foto: [vía pagina 12 web]
Angel Pericet ofreció "Madroños y faralaes", exquisito espectáculo de baile flamenco y escuela bolera.

Laura Falcoff.
lfalcoff@clarin.com

¿Quién dijo que las despedidas son siempre tristes? En fin, seguramente lo son muchas veces, pero no la generosa despedida que tiene lugar en estos días en el Teatro Avenida. Angel Pericet, el gran bailarín español que desarrolló buena parte de su carrera también aquí, en la Argentina, deja los escenarios como intérprete y lo hace en la misma sala en la que debutó, siendo un adolescente, hacia 1949.

Sin la mínima sombra de melancolía, con el entusiasmo y la energía plena que constituyen la auténtica juventud, Angel interpretó varios solos y se sumó a algunos cuadros de conjunto en este nuevo espectáculo al que dio el nombre de Madroños y faralaes. Vale la pena aclarar que estos términos designan por un lado accesorios del vestuario goyesco (goyesco por el pintor Goya, que retrató la época en la que nace la danza académica española, llamada Escuela Bolera), ya que madroños es el nombre que se le da a las bolitas que adornan los sombreros goyescos; y por el otro, de la indumentaria flamenco-andaluza: los faralaes son los volados que suelen rodear las faldas de las mujeres.

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