(noticia) Casa Panza Flamenco hasta que el cuerpo aguante
Las bailaoras llevan el ritmo batiendo palmas mientras la compañera hace su solo de taconeo, y los parroquianos levantan en alto las copas y gritan `¡Olé!'
JOSE ANTONIO EVORA
Nuria Cid y Carla Ochoa nunca han ensayado antes de subir a la tarima en las noches flamencas del restaurante Casa Panza, en la Calle Ocho. Una bailarina del barrio sevillano de Triana tampoco lo haría en La Carbonería o en cualquier otro tablao de la ciudad andaluza. Ensayar obliga a repetir algo, y cada noche tiene que ser única.
Esta lo es, aunque tampoco le faltan las constantes. Carla y Nuria llevan más de una década bailando allí, con Paco Fonta a la guitarra. Nuria es cubana, y aunque Carla nació en San Francisco, ya parece tan española como la que más. Fonta recuerda por su virtuosismo al gran Manolo Sanlúcar y, como él, deja que la inspiración vaya abriéndole paso a la técnica. Junto con él está Pablo ''El Sevilla'' Alvarez, una nueva adquisición de Casa Panza.
A un lado del escenario, las bailaoras llevan el ritmo batiendo palmas hasta que entran por turnos a hacer sus respectivos solos, y entonces la que baila lo hace con el taconeo. Los parroquianos de las dos o tres mesas pegadas a la tarima sienten el roce de las faldas levantadas al vuelo, y a los que están sentados más allá, en las restantes mesas y en el bar, la distancia no les molesta porque pueden levantar más alto las copas y gritar ''¡Olé!'' sin temor a que les ordenen sentarse.
(leer +) [vía El Nuevo Herald]
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