sábado, noviembre 26, 2005

(noticia) Defensa de la cultura oral del flamenco

JULIÁN QUIRÓS/

PADRE E HIJA. Manuel y Macarena Moneo. / A. ROCHE

HACE apenas unas noches, en un rincón de La Malagueta, Manuel, 14 años, tocaba la guitarra con un conocimiento impropio de su edad y una habilidad sorprendente para alguien que no ha pasado nunca por una academia. Los secretos del toque los ha aprendido Manuel de su familia, sin más. Así comenzó esto del flamenco hace más de dos siglos en cuevas y patios de vecindad (sin partituras, letra, ni grabaciones) y así se ha transmitido hasta hoy, hasta Manuel. La Unesco, sin embargo, ha declinado reconocerlo como Cultura Oral de la Humanidad.

Son más de las dos de la madrugada y Manuel está tocando para un auditorio mínimo, apenas una docena de privilegiados. Si bien, en realidad para quien de verdad toca es para su padre El Barullo, para su tío Juan, para su tía Macarena y para su abuelo Manuel. Los cuatro se van dando paso en el cante; primero soleares, luego bulerías.

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