(crítica) La más grande
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Falete, durante su actuación en el Auditorio.
AZAHARA VILLACORTA / COSME MARINA
La copla, la canción española y todos los satélites que la acompañan desde hace décadas, necesitan personalidades escénicas y vocales fuertes. Y Falete lo es en modo mayor. No tiene medias tintas. Es un volcán y, como tal, a nadie deja indiferente.
Falete canta y muy bien, entremezcla estilos y pasa con naturalidad de la almibarada canción melódica a la copla descarnada o al flamenco «a su manera» -«flamenco festero», lo llama él-, como se debe hacer, por derecho propio: con valentía, sin complejos, ligero de equipaje, con las ataduras justas. Fuera de la órbita de los puristas.
(leer +) [vía lne]
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