miércoles, agosto 25, 2004

(artículo) El flamenco, en gran angular

Desde finales del XIX, la fotografía se ha sumado al cante, al toque, al baile y a la percusión flamenca, como si formara parte del mismo cuadro. Pero es a partir de los años 50 cuando este nuevo arte toma carta de naturaleza en el contexto flamenco, más allá de las portadas de los discos, a veces tan kitsch como las que ilustraron los primeros discos de Camarón de la Isla con la colaboración especial de Paco de Lucía. El libro Luces y sombras del flamenco, de José Manuel Caballero Bonald, brindó la oportunidad de que su palabra sabia se viera acompañada por una excelente serie fotográfica firmada por Colita, que todavía se recuerda como una de las principales aproximaciones sociológicas a ese mundo. La cámara de Pepe Lamarca creó escuela. Y lo sigue haciendo, tanto o más como Carlos Arbelós y una larga serie de creadores gráficos entre quienes cabe mencionar a Paco Sánchez, autor de una espléndida colección de retratos cantaores, Jorge Arroyo -ambos expusieron de la mano del Centro Andaluz de Arte Flamenco-, Manny Rocca -cámara oficial de la Bienal de Sevilla durante las últimas ediciones-, Manuel Rodríguez -primer premio en blanco y negro en el Salón Internacional de Fotografía Flamenca, en 1998-, Miguel Ángel González, Paco Manzano, Tato Oliva, Manuel Gilortiz, Jacinta Delgado, Antonio Torres o Paloma Pop, autora de unas curiosas variantes poperas sobre la estética tradicional de la fotografía flamenca.

(leer +) [vía diario de cádiz]