(crítica) Embrujo flamenco
OVIEDO
CARMEN MATEO
«¡Ese caló guapo!», le grita una morena desde la primera fila al tiempo que da palmas contra la barrera antiavalancha del foso de la Catedral. A su lado, subido a hombros, un niño de etnia gitana se arranca por oles y bravos «pa el más grande». Sobre las tablas, pura esencia flamenca: Tomatito, el embrujo y el arte de la guitarra española aderezado por el cajón y las palmas de su grupo. Sonido compacto que el pasado lunes embrujó a la plaza de la Catedral.
José Fernández Torres abrió su recital con alegrías para deleite de los miles de incondicionales de un artista que algunos consideran heredero de Camarón.
(leer +) [vía la nueva españa]
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