martes, septiembre 21, 2004

(crítica) Maravillas, pero comedidas


juan carlos muñoz
fantasía. Rosario Toledo y Daniel Navarro, Alicia y El Conejo, en un momento del cuento.

ROSALÍA GÓMEZ/Dentro de este enorme cajón de sastre flamenco que es la Bienal, pudimos asistir a uno de los espectáculos más insólitos del programa: una propuesta de ballet flamenco concebida especi almente para el público infantil.

Su inspiración ha salido del famoso cuento de Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas. Alicia no es más que una síntesis del mismo en una clara versión paródica, siguiendo una línea inaugurada la pasada Bienal por el coreógrafo Javier Latorre (ayudado precisamente por Pepe Quiero) con su pieza Rinconete y Cortadillo, también presente en esta edición. Con la experiencia adquirida, tanto por Quero como por sus protagonistas, Rosario Toledo y Daniel Navarro –aquí Alicia y el Conejo blanco– el director de los Ulen ha realizado una propuesta válida que, lógicamente, el tiempo y las funciones se encargarán de redondear.

Como director de escena experimentado, Quero ha unido los muchos elementos con que contaba: el enmarque irónico aportado por Quico Veneno, la "filosofía" de la historia, obra de Juan José Téllez, autor de casi todas las letras, y un material humano dispuesto a casi todo, para elaborar una parodia en su línea habitual, muy cuidada y llena de hallazgos. Y todo ello, con un acertado vestuario, colorista y teatral, obra de Carmen Giles.

(leer +) [vía diario de cádiz]

(leer +) [vía europa sur]