martes, diciembre 07, 2004

(crítica) ENTRE LA GASOLINERA Y LA UNIVERSIDAD


MIGUEL MARTÍNEZ

Ahora que se ha muerto, la televisión del chafardeo nuestro de cada día pondrá cara de pena y nos recordará que el desgarro dulce de Manzanita fue uno de los pioneros de lo que después se ha dado en llamar flamenco fusión o nuevo flamenco.
Cierto, él fue un patriarca de ese cajón de sastre en el que hoy ya todo vale, desde Pastora hasta Maita Vende Cà. Qué diferencia con los tiempos antológicos en que esa etiqueta sacó la cabeza en el pop de la España de la transición democrática, con Veneno, Lole y Manuel, Pata Negra y el propio Manzanita marcando el paso artístico de una música popular y de gasolinera cuya frescura regeneradora hizo chocar al flamenco con los enchufes, las drogas ilegales y los poetas.

(leer +) [vía el periódico de catalunya]