lunes, mayo 16, 2005

(crítica) El guitarrista Gerardo Núñez derrocha virtuosismo en Japón



Juan Carlos Rodríguez
Tokio- De Tokio a Nagoya, pero el entusiasmo es el mismo. Con un éxitoso punto final, el Festival de Flamenco organizado por la Sociedad Estatal de Exposiciones Internacionales (SEEI) que se ha venido celebrando durante la última semana en Japón intercambió ayer Tokio por Nagoya, la ciudad en la que se celebra la Exposición Universal Aichi en este 2005. Gerardo Núñez asombró con el virtuosismo de su guitarra en el Pabellón Español por partida doble, pero el sábado su toque preciosista ya había dejando patente que se es quien se es por esfuerzo, por dominio absoluto de las seis cuerdas. Pero en esa gala del relevo, la última con el baile como protagonista en Tokio –en la Exposición Universal se podrá vivir completa el próximo día 18–, tuvo por encima de todos una presencia cumbre: la de Merche Esmeralda.
La bailaora sevillana llevaba tres años alejada de los escenarios. Hasta que el productor Miguel Marín, alma mater de este festival nipón, le propuso una «reentré» en Tokio.

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