martes, mayo 17, 2005

(noticia) Fin de curso teatral

El verano llega con adelanto y la Sala Joaquín Turina y el Teatro Central echan el cierre de la temporada con dos broches de oro, Israel Galván y Tomasito. Lo mejor de ambos ciclos ha sido un par de jóvenes sorpresas que no lo habrán sido tanto para los aficionados más aplicados: la malagueña Rocío Molina y el lebrijano José Valencia. El arte de la sutileza, de la técnica depurada, del lirismo, frente a la contundencia y el conocimiento del legado tradicional. Molina y Valencia. Dos formas diferentes de entender el flamenco, dos personalidades fuertes que ponen una técnica asombrosa al servicio de los dictados del alma.

En el ciclo Jueves flamencos surgió este año una idea de esas raras, luminosas, que al principio nadie se cree, ni siquiera el primero que la formula, pero que al final nos ha dado un inesperado regalo. Se trató del regreso a los escenarios del Niño Miguel. Niño prodigio y estrella meteórica de la guitarra en los setenta, el tocaor onubense llevaba décadas sin subir a un escenario digno.

(leer +) [vía diario de sevilla]