lunes, agosto 15, 2005

(crítica) Gema reverdece la Lámpara


inocencia. Gema Jiménez, de tan sólo 19 años, representa la fe en una verdad jonda.
LA CRONICA DE JUAN VERGILLOS


la unión (murcia). Son las seis de la mañana. Es nuestra última noche en La Unión. A lo lejos se ven las luces fantasmales de La Manga reflejadas en el mar Menor. Somos un grupo de siete u ocho personas. Pasamos por delante del antiguo Mercado de La Unión: los operarios recogen las butacas portátiles. El suelo está lleno de papeles y vasos vacíos. Paco Viedma, presidente de la Peña Flamenca de Jódar, le pide a la cantaora Gema Jiménez una fotografía en la escalinata de la Catedral del Cante. Gema le dice que le da vergüenza hacerse la foto. "¿Y si pasa alguien y me ve?". La plaza está vacía. Tan sólo queda un solitario puesto de churros sin clientela. Finalmente la cantaora accede a la petición. "Pero, ¿tiene que ser con eso? Es que pesa mucho". Eso no es otra cosa que la Lámpara Minera, el más preciado galardón flamenco de los que se conceden en la actualidad.

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