lunes, enero 24, 2005

(crítica) Lole, como en los viejos tiempos


lole montoya.

Lole Montoya ha vuelto: la voz del romero verde y del coleccionista de mariposas ha recobrado la plenitud de algunos de sus mejores momentos, a tenor del recital que brindó el pasado martes en el Teatro Central de Sevilla y en las actuaciones esporádicas que está llevando a cabo desde que, en la primavera de 2003, se dejó ver en el ciclo de la Fundación El Monte, hasta que, durante este fin de semana, anunció su presencia en la Peña Tomás El Nitri, de El Puerto de Santa María.

La hija de La Negra, la madre de Alba Molina, la heredera de la tradición trianera de los Montoya y del mestizaje argelino de parte de su sangre, intercaló en Sevilla las voces árabes con las flamencas, contando para ello con el cuarteto de Tetuán que interpretó lo que ella llama "flamar", esto es, flamenco árabe: una sucesión de melodías andalusíes que intercaló con frases en español, en un tema bajo el título de Binti Jamila, que vendría a significar "Niña hermosa" que ya incluyó en su segundo disco en solitario -por ahora, el ultimo, aparecido en 2003 y en el que grabó una versión de las Nanas de la cebolla, de Miguel Hernández, con música de Manuel Molina--. En su recorrido inicial por esta música que parte de la tradición de Al Andalus que durante siglos se ha conservado en el norte de Marruecos, incorporó otros títulos como Las mil y una noches o Anta Omri, esto es, "Tú eres mi vida".

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