lunes, enero 23, 2006

(artículo) El paso de la malagueña

flamenco

Este espectáculo gira en torno a un estilo que no goza hoy de gran popularidad, pero que hacía furor a finales del siglo XIX, hasta el punto de que los profesionales del flamenco competían por sacar la melodía más florida, o más sentimental, o más patética. El ambiente de estas competiciones, en las que el tocaor Paco el de Lucena se enfrentó en un concurso de toque ¡con las manos enguantadas! a Paco el Águila, es el que trata de evocar en escena este espectáculo, con dos jóvenes pero grandes cantaores enfrentados en una competición de melodías bellísimas, las de la malagueña.

El mérito del montaje consiste en no aburrir al espectador a pesar de girar en torno a un solo estilo del flamenco. Porque aquí no hay fiesta. Ni tan siquiera verdiales o rondeñas, que son los estilos malagueños más gráciles y bailables. Tan sólo en el cante de Juan Breva hallamos énfasis del ritmo ternario, que abre y cierra musicalmente Ponla ahí por malagueñas.

Y es que este cantaor de Vélez fue el primero en intuir las posibilidades melódicas de los fandangos abandolaos. Ésta es la historia que cuenta esta obra. En el contexto de las noticias extraídas de publicaciones de la época, la lírica de García Lorca o la música de inspiración malagueña de Albéniz. En el verbo emotivo de José Luis Ortiz Nuevo, también director del montaje.

(leer +) [vía diario de sevilla]