lunes, agosto 30, 2004

(crítica) La Macanita, en Segovia


Para cerrar este ciclo de las Veladas Musicales del Torreón se ha escogido su tradicional sesión de flamenco. Sesión que ya goza de un interés muy vivo en la ciudad. En esta ocasión dedicada a la Macanita, cantaora que ya goza de un curriculum muy importante desde que la llamara el gran Manolo Sanlúcar para “Tauromagia”, un álbum importante. Por cierto, ¿se acuerdan ustedes de las geniales güajiras de Manolo Sanlúcar? La Macanita es una cantaora joven que canta como un diamante en bruto, en ella todo es fuerza en la voz y tradición de las grandes cantaoras que ha dado Jerez al escoger las letras, letras antiguas de las escuchadas a sus mayores.

El escenario, como siempre impecable de ambiente y con una noche de agosto que no podría ser escogida mejor, impresionó a la artista, y quizás se olvidara de aquella que en Málaga no le dejó actuar porque la música de los coches de la feria apagaba cualquier intento de hacerse oír. El público, como somos aquí, muy respetuosos con ella y admirándola, pero en una disposición muy distinta a lo que es por otras latitudes, ella muy contenta con el ambiente.

Espontáneo desgarro

La Macanita cantó palos tradicionales como soleá, seguirillas y bulerías de Jerez, transmitiendo la verdad de los palos desde su garganta flamenca de lujo, con su voz cálida y velada, cuando prescindió de la megafonía, con metales. El desgarro en alguno de los palos no debe entenderse como falta de pureza ni de preparación, sino como espontaneidad.

(leer +) [vía el adelantado de segovia]